La cultura es clave en la transformación ecosocial, porque nos permite conectar con otras personas, construir narrativas comunes, imaginar futuros alternativos en defensa de la vida y pasar a la acción. Por eso, desde Fes! Cultura hemos creado #AccióClima, un espacio de co-aprendizaje intercultural en el que artistas, gestores culturales y activistas medioambientales, nos reunimos para identificar retos e imaginar propuestas artísticas y creativas que hagan frente a los desafíos ecosociales. Y lo hacemos poniendo en el centro un enfoque de diversidad cultural, antirracista y decolonial.
Pero, ¿qué podemos hacer desde la cultura por la transformación ecosocial? 5 ideas:
- Minimizar el impacto
Como toda actividad humana, la cultura tiene impactos medioambientales que deben ser reconocidos y minimizados. Las organizaciones culturales tenemos la responsabilidad de implementar prácticas que reduzcan nuestra huella ecológica, sirviendo como modelos para otros sectores. La reducción del consumo energético, la gestión ecológica de residuos y la promoción del transporte sostenible son ejemplos de acciones que no solo reducen el impacto directo de nuestras organizaciones, sino que pueden sensibilizar a las personas sobre prácticas sostenibles.
- Cambiar mentalidades
La cultura es un vehículo de mensajes e imaginarios capaces de transformar mentalidades y valores. A través de las expresiones artísticas y culturales, podemos transmitir información sobre la crisis ecosocial y proponer cambios en nuestro modelo de vida de una manera que resuene emocionalmente con las personas. Las narrativas culturales tienen el poder de reafirmar valores alineados con la defensa del bienestar de las personas, la diversidad y el cuidado colectivo de todas las formas de vida en el planeta.
- Modificar comportamientos
Como práctica viva y participativa, la cultura tiene la capacidad de modificar o inducir nuevos comportamientos. Las experiencias culturales inmersivas y participativas pueden ayudar a las personas a adoptar hábitos más sostenibles de forma práctica y vivencial. Estas experiencias permiten a las personas interiorizar valores y prácticas sostenibles a través de la acción directa y la reflexión colectiva. Además, la cultura puede difundir y adaptar saberes y tradiciones que incorporan prácticas ecológicas, facilitando su adopción a largo plazo.
- Crear comunidades
La práctica cultural tiene la capacidad de reunir a las personas, generando espacios de encuentro y diálogo que propician la formación de comunidades comprometidas con la sostenibilidad. Mediante actividades culturales compartidas, podemos construir redes de apoyo y acciones colectivas que promuevan la transformación a nivel local. Además, los espacios culturales podemos funcionar como laboratorios para experimentar con prácticas sostenibles a pequeña escala, las cuales posteriormente pueden expandirse a nivel comunitario.
- Denunciar estructuras
Mediante la acción cultural podemos denunciar estructuras y prácticas insostenibles. La expresión artística es una vía para señalar injusticias y problemas sistémicos de formas impactantes y memorables, desafiando el statu quo y promoviendo visiones alternativas de futuro. Estas acciones no solo visibilizan problemas, sino que pueden inspirar y movilizar la acción. Nuestros espacios culturales son plataformas para amplificar las voces de activistas y comunidades afectadas por la crisis ecosocial.
Por: Diego Salazar